Manteniendo nuestro patrimonio turístico
Jaime Figueroa Navarro
Hacer turismo no solamente consiste en desarrollar campañas publicitarias para alumbrar apetitos hacia el destino Panamá. También involucra la vibrante misión de crear nuevos proyectos, ideas e infraestructuras, apoyados por una legislación que permita los incentivos para atraer un generoso flujo continuo de inversiones al sector. Pero, ante todo, obliga al adecuado mantenimiento de la infraestructura turística actual, a todas luces, inexistente.
Parafraseando al célebre poeta Ricardo Miró: “Revuelvo la mirada y a veces siento espanto…”. Sentimos espantos colectivos al examinar el inventario de sitios turísticos nacionales en letárgico estado de abandono. Portobelo-San Lorenzo y Mi Pueblito, por nombrar algunos, son claros ejemplos de lo que no son y deberían ser, imanes al turismo nacional.
Escudriñemos el caso de Portobelo-San Lorenzo, a guisa de ejemplo: El portal de UNESCO, bajo las decisiones reflejadas en su sección de Patrimonio Mundial reiteradamente señala la indiferencia de nuestras autoridades, durante todos sus gobiernos, en responder las solicitudes al adecuado mantenimiento del patrimonio.
Vergüenza debemos sentir que ante todo, a raíz de nuestra indiferencia colectiva, un gobierno extranjero, en este caso España, que a través de su Embajada en Panamá, dedicase en la década pasada apreciables esfuerzos e inversiones
millonarias para el proyecto de remozamiento de ambos sitios. Mayor vergüenza y enfado debe causarnos que la selva tropical retomara los sitios y las importantes mejoras fuesen hurtadas por inescrupulosos delincuentes.
Cuando se viaja al estado mexicano de Quintana Roo, en búsqueda de turismo de sol y playa en Cancún, Playa del Carmen o la Riviera Maya, se convierte en escala obligatoria, por su importancia y bien publicitada oferta turística, una visita a Tulum, otrora una de las principales ciudades de la culturamaya, ubicada, similar en distancia de Ciudad de Panamá a Portobelo y San Lorenzo, a unas 80 millas al sur de Cancún. Con horario de visitas diarias de 8am a 5pm, Tulum es actualmente un parque nacional cuyas ruinas bordean la costa donde el turista goza de acceso a sitios de alojamiento, un centro comercial moderno y una variedad de restaurantes convidando a
saborear la suculenta variedad culinaria regional.
La pregunta obligatoria es ¿Por qué no podemos hacer lo mismo nosotros, gozando nuestros destinos de una mayor importancia histórica, con todo el respeto que México se merece? La mediocre respuesta tropical se centra en la falta de recursos o interés municipal por estos menesteres. Ante tan descabellada excusa, y nos ha llegado la hora de no aceptar excusas por lo que no es y debe ser en el turismo nacional, el Estado debe tomar las medidas correctivas inmediatas.
Tomando a guisa de ejemplo la virtuosa entidad estatal donde todo funciona simultáneamente a perfección, como las piezas en lo intrínseco de un cronómetro Rolex,haciendo obviamente referencia a la Autoridad del Canal de Panamá, nos hace falta clonar su eficiencia anglosajona en nuestro incipiente turismo.
Y no es una comparación accidental pues es de conocimiento público que el turismo, muy a pesar de todo, ha sobrepasado al Canal de Panamá como la mayor fuente de ingresos en nuestro país. Con mayor razón, entendemos la imprescindible urgencia de dotar la industria con los óptimos recursos, tanto humanos como materiales, para desarrollar un turismo de altura para el máximo aprovechamiento de nuestra impresionante oferta.
Ello conlleva la reorganización de la Autoridad de Turismo de Panamá, añadiendo un departamento, que por su jerarquía debe ocupar la figura de un Vice Ministerio adicional, a cargo de turismo interior. Así como turismo exterior es responsable por el mercadeo del destino, de igual manera, turismo interior debe adjudicarse la tarea de la preservación y estructuración del inventario turístico, incluyendo la señalización de la infraestructura vial y la implementación de centros de bienvenida provinciales, portales y múltiples aplicaciones en la Internet, asequibles a través de computadoras, tabletas y teléfonos celulares, que efectivamente orienten a nuestros visitantes.
De esta manera lograremos un enfoque permanente hacia
nuestro inventario turístico, evitando así los horrores acumulados por falta de mantenimiento queaparecen en otros ramos, en demasía palpables recientemente, como son los alcantarillados nacionales. La inversión en mantenimiento en nuestro turismo, al igual que en nuestro canal, lo amerita y así lo exige.